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A veces la humildad es desconfianza, a veces es prepotencia, a veces es sentimiento de lastima consigo mismo, en este caso es sencilla y llanamente humildad, este es un blog para gente común, hecho por alguien común que escribe sin saber “escribir”.

viernes, 9 de septiembre de 2016

el mal vestido...

Hoy me levanté temprano, madrugué, para ser más exacto.. luego me bañé, me cambié, me perfumé y salí para el trabajo, todo eso en 15 minutos.. a una cuantas horas me topé con una de esas reuniones informales de compañeros de oficina y me acerqué para intervenir como es costumbre en mí, ellos en pocas palabras empezaron a notar mi “extraño” aspecto físico, me reclamaron que un ingeniero no tenía por qué estar “despeinado”, “mal arreglado”, “con la camisa por fuera” y con barba.. sinceramente lo primero que pensé fue – vea pues, yo ni cuenta me había dado – enseguida empecé a analizar mentalmente que efectivamente era el único de los casi 30 ingenieros que compartimos esta sala de trabajo, que me veía diferente.. primero me sentí raro, pero enseguida me percaté de lo interesante de ser diferente, de romper, sin intención, un paradigma social tan impregnado al común del trabajador, que hasta muchos aseguran que nuestro trabajo y nuestro accionar depende, en mucha parte, de la forma en que nos arreglamos.. seguramente, si nos analizamos como cifras, una variable determinante y proporcional a la actitud, organización y orden en el trabajo, sería la forma de vestir y de verse, ahora, eso sería totalmente cierto, creo, si todos tuviésemos el mismo criterio que defina el buen vestir y el verse bien.. algo muy subjetivo, no creen?. Yo por mi parte, criado con un toque ortodoxo y con valores de la vieja escuela, me sentiría muy mal vestido si tuviese el bello facial “arreglado”, “delineado”, me sentiría un poco femenino y, en consiguiente, un poco fuera de lo que considero sería “verse bien”… luego, lo que me parece muy interesante es como logramos sentirnos tan seguros de una verdad subjetiva, una verdad improbable, hay verdades más sencillas de comprobar para determinar si somos buenos para un trabajo o no, muchos de los juicios que emitimos, casi siempre de los demás, son basados en lo que creemos como única e irrefutable verdad (propia), y lo más triste es que si son temas ligados al ser humano, muy seguramente en menos de 1 generación esa tan arraigada verdad , termina siendo una anécdota antigua por contar, ejemplos hay miles, desde la redondez del planeta, hasta las famosas “modas”, y no solo de vestir; siempre las creemos como verdades absolutas... y cada vez en menos tiempo, la misma evolución y velocidad de avance de nuestra humanidad, nos va haciendo tragarnos las palabras y cambiar a la fuerza, entonces me invito y los invito a que juzguemos, en lo posible, bajo criterios medibles, no dejemos en manos de la subjetividad o del criterio humano, juicios de valor sobre compañeros, sea en ámbito laboral o personal.